martes, 20 de septiembre de 2016
Pirómano niño
Cuando mis
padres se van y me quedo solo las habitaciones crecen y desaparece la memoria.
No hay monstruos ni fantasmas, y la aventura comienza a toda prisa: Tengo que
inventar la máquina del tiempo, girar en sentido contrario al universo, al de
la Tierra como veo en el reloj. Tengo que llegar a un momento de sol, contar
hasta el último número para dominar la materia y convertirme en todopoderoso.
Pero no lo consigo, el tiempo se me va, empiezo a romper cosas y a prender
fuego; incendio de ciudades donde mucha gente muere... De pronto escucho el
motor del Jeep entrando al garaje. Golpeo con un trapo que se quema, escupo y
tiro agua. Recuerdo que del fuego las cosas no se recuperan. El segundo que me
queda es para llamar a Dios o al Diablo, cualquiera de los dos que pueda hacer
algo, pero que no aparecen; el miedo siempre es un mundo solitario.
Ilustración:
Emilia Rojas
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